Sin dudas que tener un testimonio de alguien que vivió en carne propia lo que sucedió en las Islas Malvinas allá por 1982 y quien luego de salvar su vida en la guerra pudiera recuperarse físicamente y psicológicamente pudiera levantar una de las Copa Mundiales que tiene nuestro Fútbol de Salón.
Vivía en Comodoro Rivadavia, su nombre es Edulio Bernardino Barría,, nació el 13 de mayo de 1963 y falleció en su Comodoro RIvadavia en diciembre del 2020. Casado con Gloria Edith Mansilla, tuvo dos hijos, Jorge Luis y Javier Alejandro. En está extensa nota el famoso Pirulo nos contó lo que vivió en Malvinas, cómo siguió su vida y qué significó salir campeón del mundo con la selección Argentina de Futsal.
NOTA REALIZADA EN ABRIL DEL 2018
– Cómo estás Pirulo?
Buenas Brusa, todo bien
– ¿Dónde estabas en el servicio militar cuando estalló lo de Malvinas?
– Estaba haciendo la colimba en el Regimiento 25 de Sarmiento al mando del Teniente Coronel Mohamed Alí Seineldín, fuimos los primeros en tomar las Malvinas el 2 de abril.
– ¿Pudiste despedirte de la familia?
– No porque nunca nos dijeron que íbamos a una GUERRA solo nos decían que íbamos a una instrucción.
– Cuando los llevaban en el avión, qué cosas decían o qué sabían los pibes como vos.
– Cuando subimos al avión (Hércules) ahí nos dijeron que íbamos a una GUERRA con los ingleses a recuperar las Islas Malvinas, éramos unos pibes de 18 años y no tomábamos conciencia de lo que estaba pasando, decían: llevamos balas de verdad!
– ¿Ya en Malvinas qué fue lo primero que le tocó hacer a tu grupo?
– Cuando llegamos a Malvinas lo primero que nos mandaron a hacer fueron los pozos de zorro.
– Después de esto, ¿ustedes eran concientes que los ingleses venían o los militares a cargo les decían otra cosa?
– Sí, nosotros éramos concientes que podían llegar pero iban a tardar más de un mes, los militares lo único que nos decían era que teníamos que hacer pozos de zorro.
– ¿Cómo era el tema de la comida y la ropa? El pueblo donó muchísimas cosas y es preciso saber si llegaron a Malvinas.
– La comida los primeros 20 días era normal, después del primer ataque (el 1 de mayo) casi no nos llegaba comida, teníamos que salir a cazar patos y sacar sombreritos de mar; y sobre la ropa no nos cambiábamos nunca, es así que por no cambiarme las medias me agarró pies de trinchera (congelamiento) porque el pozo filtraba mucha agua.
– El frío te dejó un mal recuerdo en tus piernas.
– Sí, el frío era muy fuerte, aparte desde el suelo filtraba mucha agua en el pozo de zorro y tuve miedo de perder las piernas por el congelamiento, pero gracias a Dios no fue así.
– ¿Regresaste ante del final de la guerra o estuviste hasta el final?
– Yo regresé el 25 de mayo por avión (Hércules) me trajeron por estar herido (pies de trinchera).
– ¿Desde Malvinas con los tuyos pudiste tener algún tipo de comunicación?
– La única comunicación que tuve con mis viejos fue por cartas los primeros 20 días.
– ¿Cómo fue el regreso a casa?
– El regreso fue muy lindo a pesar que mi mamá me fue a ver al hospital, estuve 25 días en silla de ruedas.
– ¿Crees que fueron reconocidos como se merecían o la gente fue indiferente con ustedes?
– Creo que los primeros años la gente no nos reconocía pero después pasaron los años y la gente valoró nuestro esfuerzo.
– Ya jugabas Fútbol de Salón o empezaste a tu regreso de Malvinas?
– Yo jugaba en la liga de barrios, después de Malvinas empecé a jugar Fútbol de Salón
– ¿Cuál fue tu primer equipo donde jugaste en primera?
– El primer equipo fue La Mascota (almacén) jugaba Rigoberto Cárcamo y el Negro Urra.
– Llegaron los torneos nacionales y la gran chance de la Selección Argentina.
– Sí, tuve la suerte que me viera Miguel Schlebush y jugué muchos torneos Provinciales y Nacionales, en un torneo Nacional en Rosario tuve la suerte de andar muy bien y me convocó Luis Del Ré para la preselección.
– ¿Qué significó para vos consagrarte campeón del mundo con nuestra selección?
– Para mí salir campeón del mundo fue lo máximo, una alegría inmensa. Primero porque estuve a punto de que me amputaran las piernas y terminé jugando un Mundial. Segundo porque fui considerado entre los 36 mejores jugadores del país.
– Pasaron más de treinta años desde que pisaron Malvinas, ¿qué sensaciones pasan por tu cabeza?
– La sensación que tengo es que me gustaría volver a Malvinas otra vez, pero para recordar los lugares donde estuve, el pozo, el hospital, el aeropuerto y algunas cosas más.
– Pasaron 23 años desde que levantaste la Copa del Mundo, ¿qué nos podes decir del Fútbol de Salón?
– Que el Fútbol de Salón te da la posibilidad de conocer muchos lugares (provincias y países y que tuve la suerte de salir Campeón del Mundo, que son muy pocos los que lo logran.
– Por último, qué papel tuvo tu familia para seguir adelante hasta el día de hoy.
– Sí, fue y es y será fundamental para mi la familia; primero mis viejos, y después me casé con Gloria, tuvimos dos hijos, y ellos me acompañan siempre a los actos de Malvinas y a las canchas; para mí es muy importante su acompañamiento.
Edulio “Pirulo” Barría fue uno de los pocos hijos de Comodoro Rivadavia que estuvo internado en el Hospital Regional durante la Guerra de Malvinas. En ese momento tenía sólo 18 años y sufrió pie de trinchera en las Islas, lo que casi lo lleva a perder ambas piernas. Durante más de quince días estuvo internado en el nosocomio, una de las instituciones más reconocidas por su labor durante el conflicto. Su recuperación le permitió luego ser campeón mundial de fútbol de salón con la selección Argentina en 1994, lo cual también lo llena de orgullo.
La historia de “Pirulo” bien podría adaptarse a un guión de cine o a un cuento de fútsal, de esos que dramatizan momentos inexplicables, combinándolos con la pasión por la pelota. Es que el hombre, que en su documento figura como Edulio Bernardino Barría tiene una historia que retrata las secuelas de la guerra y la magia del deporte.
Barría no sólo es campeón mundial de futsal con la selección argentina. También es veterano del conflicto del Atlántico Sur por las Islas Malvinas, y uno de los pocos comodorenses que fue a la guerra y estuvo internado en el Hospital Regional, institución que tuvo un papel fundamental durante el conflicto, albergando jóvenes de diferentes provincias argentinas que padecieron las consecuencias del frente de batalla.
“Pirulo” como lo llaman los amigos, o Barría, volvió de Malvinas el 25 de mayo de 1982, tras ser evacuado en un Hércules por sufrir pie de trinchera. Estuvo internado por quince días en el Hospital Regional, para luego ser derivado al Hospital Militar de Kilómetro 8 y finalmente al de Sarmiento, instituciones en las que además estuvo en silla de ruedas, ya que los profesionales creían que era imposible salvar los pies del futuro campeón. Así lo certifica su historia clínica, en la cual se confirma que estuvo internado en la sala 110 cama 2 del Hospital Regional.
“Casi me cortan las dos piernas, por un día me salvé”, contó Barría en una entrevista que brindó ayer a Diario Patagónico. “El hospital se portó muy bien con nosotros, yo llegué el 25 de mayo con hambre y frío, pero lo peor fue el pie de trinchera, me salvé por dos días porque si me agarraba gangrena me tenían que amputar enseguida. Me agarró (pie de trinchera) porque estaba en los pozos de zorro, por la humedad y el frío”, detalló.
“Fue un domingo y me evacuaron a Comodoro, dije estoy salvado, contento, pero había otros que se quedaban, fue jodido. Me bajaron en el aeropuerto y me trajeron al Regional, me atendieron de diez”, narró.
“Tuvimos la suerte de que toda la gente nos iba a ver, nos llevaban chocolate, caramelos, de todo. Lo único que teníamos a la Policía Federal en la puerta y no dejaban entrar a nadie, incluso un día una enfermera se sacó una foto conmigo y le sacaron la cámara, no me olvido más”, agregó, recordando agradecido su paso por el Hospital Regional, institución que hoy está devaluada, lo que a “Pirulo” le genera impotencia.
“Le queremos dar algo al hospital, viste cómo está, ojalá que vaya mucha gente. Te da impotencia verlo tan caído porque fue la base acá en Comodoro Rivadavia. Yo llegué con diez heridos más”, recordó. “Hoy al hospital le falta plata, queremos comprar lo que le falta. Es una forma de devolverle lo que nos dieron”, sentenció, mientras sigue buscando nombres que le ayuden a reconstruir esta historia de ficción que pertenece a la vida real.